¿DE QUIÉN ERES?

Qué difíciles son los vacíos que estuvieron llenos. Una tremenda tristeza envuelve la mirada que entra en el foso de donde hubo. No, no estoy derrotado, pero sí triste. Ya es la cuarta vez que salgo a la calle con la esperanza de encontrar lo que estuvo y no está. Se lo llevaron todo.

La primera vez sabía cómo llenar el vacío y la rabia fue fuerza y decisión para plantar cara. El vacío no llegó a serlo pues fue provocación y rápida respuesta. En horas todo había vuelto a donde estaba aunque sabíamos que había ocurrido. Ésta vez no es igual, no tenemos reservas de las que tirar, pero además, no es la primera y sabemos que fácilmente no sea la última.

¿Tan difícil te resulta entender que es de todas, que no estás excluida de ese grupo y que él existe en ti?.

Lo comunitario no encuentra su espacio en la calle. No lo entiende quien lo roba ni quien debería protegerlo. O es tuyo o del sistema ordenado, si no es de nadie por ser de todas, no saben qué hacer.

Así se expresó la guardia civil cuando ante el vandalismo fascista denunciábamos la destroza de libros por hablar de refugiadas o estar escritos en catalán, según él. Nada se puede hacer si no son tuyos o del ayuntamiento, nos decía.

Tras años de defensa del común que es un almacén de relatos, viajes y sueños, nuestra biblioteca colectiva fue vaciada. Triunfadores nos levantamos ante tal salvajada pues los libros volvían a llenar su frescos lugares en las vestidas neveras que los albergan sobre la acera de donde vivo. De nuevo, hace ya una semana, ha vuelto a ocurrir. La falta de sensibilidad y cariño por los libros ha dejado desierta la biblioteca por segunda vez. Y con los libros se han ido algunas cosas más y ha venido el silencio de quienes a su alrededor conversaban.

Las volveremos a llenar pero esta vez nos ha de costar más, porque no tenemos reserva y porque la tristeza exige un tiempo de pensar. No hemos de ceder pero queremos pensar en el vacío y disfrutar cómo, poco a poco, lo hemos de romper.

Parece lógico pensar que esto ha de volver a pasar pues por más irracional e incomprensible que pueda parecer, alguien se los lleva. Una ridícula cantidad de euros será la recompensa del tal mal hacer.

No ha valido la pena robar los libros para lo que has conseguido. Tu beneficio es ínfimo al lado de nuestra pérdida. Además, no nos equivoquemos, nuestra pérdida nos refuerza en lo colectivo, en lo común, tus evaporables beneficios no te sacan de la miseria en la que vives.

No vamos a dejarlo así, sin decir que el responsable último no es quien se los lleva para mal vender sino un sistema desigual e injusto que no deja espacio para muchas personas y les empuja a cometer actos tan sangrantes como este de robar los libros de una biblioteca que es de todas. Estas personas victimas de la ignorancia y de la necesidad son en realidad los peor parados de esta historia. Jodida realidad la suya que le lleva a semejante acto.

Mientras, continuamos en la lucha contra la gran máquina de excluir personas y llevarlas a realizar actos tan injustificables. Pensad que al final esto sucede porque nosotras adquirimos luego libros muy baratos por ahorranos unos pocos euros. No se robaría si no tuvieran comprador.

Este sello lo llevan todos los libros en una de las primeras páginas ya impresas.

NO COMPRES LO QUE NO ESTÁ EN VENTA


El vacío no ha de durar mucho pero mientras ahí esté conviviremos con él desde la firmeza y la resolución de mantener viva la biblioteca colectiva que ya tiene más de cuatro años.

Raúl Contreras

NITTÚA

1 comentario sobre «¿DE QUIÉN ERES?»

  1. La mayor biblioteca y la más valiosa que se está perdiendo no está en los libros, Raúl, sino en la memoria de los abuelos. Que también desaparecen en el vacío del abandono. Pero ahí están las guitarras esperando a que suenen acordes alegres… armas como bombas pueden ser las declaraciones de alegría para reverdecer el paisaje…

    X-P

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